El lema está presente en el centro de la lona, obteniendo el protagonismo junto a la ilustración, con una combinación de tipografías que lo hacen dinámico y que destacan las palabras “un plan”. No vivimos “modo caos”, abandonados a nuestra suerte, al azar… hay un proyecto de vida sobre mí. Mi Padre tiene un plan para mí, mi vida tiene un sentido, y Jesús me lo explica con su vida.

De fondo aparecen dos corazones, el de Dios Padre y el de Jesús que nos quieren acoger. Jesús emerge desde el centro, el protagonista absoluto, está representado de una forma cercana a los alumnos, con la mirada clara, alegre y una sonrisa. El mismo Jesús nos llama, nos espera y nos anima ¡Tiene un plan de esperanza! Sus manos abiertas nos invitan a acercarnos, a aceptar su compañía en nuestra vida, nos animan a acoger y agradecer el plan de Dios sobre cada uno de nosotros. En el fondo de la lona vemos un plano con diferentes vías, direcciones, cruces, estaciones. El plano simboliza nuestra vida que va transcurriendo según el itinerario que Dios despliega para nosotros: avanza, se detiene, hace un giro, vuelve al camino… Nos dirigimos hacia el encuentro con Él. Por eso detrás de la palabra “ti” aparece, como siempre, un círculo en sombra ¿recuerdas? Sí, es la Eucaristía, la parada más especial, estación por la que pasamos cada semana, cada día para alimentarnos, fortalecernos, orientarnos en nuestro caminar. Hacia ella converge nuestro caminar y en ella celebramos nuestro lema

¡Tengo un plan para ti!